lunes, 28 de mayo de 2012

Un par de fragmentos.

" - Pues mire usted por dónde, a mí me da como que no, que ésa no se casa.
- Usted qué sabrá.
- De mujeres, y de otros menesteres mundanos, bastante más que usted. Como nos enseña Freud, la mujer desea lo contrario de lo que piensa o declara, lo cual, bien mirado, no es tan terrible porque el hombre, como nos enseña Perogrullo, obedece por contra al dictado de su aparato genital o digestivo. "

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" - Esa mujer es un volcán al borde de la erupción, con una líbido de magma ígneo y un corazón de santa- dijo, relamiéndose-. Por establecer un paralelismo veraz, me recuerda a mi mulatita en la Habana, que era una santera muy devota. Pero, como en el fondo soy un caballero de los de antes, no me aprovecho, y con un casto beso en la mejilla me conformé. Porque yo no tengo prisa, ¿sabe? Lo bueno se hace esperar. Hay pardillos por ahí que se creen que si le ponen la mano en el culo a una mujer y ella no se queja, ya la tienen en el bote. Aprendices. El corazón de la hembra es un laberinto de sutilezas que desafía la mente cerril del varón trapacero. Si quiere usted de verdad poseer a una mujer, tiene que pensar como ella, y lo primero es ganarse su alma. El resto, el dulce envoltorio mullido que le pierde a uno el sentido y la virtud, viene por añadidura. "

Carlos Ruiz Zafón

1 comentario:

Diego Niño dijo...

Pienso que el corazón de una mujer es un complejo e inescrutable laberinto al que difícilmente se entra y del que, una vez adentro, no se saldrá jamás...

Va un saludo afectuoso desde la fría Bogotá :)